Existen varios tipos de ladrones. Están los que lo hacen por necesidad, que no tienen otra escapatoria. Están los que lo hacen para demostrar su poder, están los que lo hacen por idiotas, están los que son obligados y están los que roban lo que les pertenece. Como quien dice, el que le roba a un ladrón tiene 1OO años de perdón. Las historias se repiten como en una novela, y objetos y sentimientos robados hace muchisimos años pueden terminar en las manos de su dueño. El honor, la necesidad y el lujo carísimo del placer convierten a un ser humano ordinario en una criatura sin principios. Pues, si los demás se arriesgan, yo también. Recuerda ese viejo trato, amigo, el pájaro por la boca muere.
Esa situación es la que me trajo aquí. Los hombres idiotas suelen creer que todas las mujeres somos iguales, que todas necesitamos protección y seguridad luego del dolor. Date cuenta, no te necesito. Si estoy acá, escondida entre un montón de basura, huyendo de 13 que intentan matarme como la ladrona que no soy, renuncié a toda mi dignidad para llegar acá! No voy a irme sin lo que vine a buscar.
De repente el viento sacudió todo a mi alrededor, las gotas de lluvia comenzaron a estropear mis rulos salvajes, pero había cosas más importantes que eso. Los minutos pasaban y el miedo se apoderaba de mí por primera vez. ¿Que mierda tenía que hacer?
Cómo si lo hubiera preguntado en voz alta, un volante rosa voló por el aire y entró en la casa. ¿La ventana estaba abierta? ¿Por que no me había dado cuenta? ¡Lo tenía ahí! ¡AHÍ! A escasos centímetros... podía sacar mi cuchillo y extasiarme viendo su sangre desagradecida correr por el suelo... pero había un problema.
Yo quería matarlo lenta y dolorosamente.
Luego de que me hubiera visto recuperar lo que me pertenece. Ni siquiera tu vida te pertenece, estás en mis manos.
No tenía otra opción, no podía arriesgarme a morir sin vengarme antes. No lo pensé un instante más. El trueno resonó en mis oídos urgiéndome que me apurara.
Y salté.
Con un estruendo fuerte, pero tapado por el ruido de los truenos aterricé en el piso de parquet del dormitorio y me arrastré debajo de la cama.
Luz. Claro, el muy estúpido piensa que es sólo una tormenta. ¿Te asustan los truenos? Se levantó y salió por el pasillo, seguro fue a entrar al perro. ¡Que perro más inútil! Llora si se le acerca una babosa. Si pudiera lo mataría a él también. No, sólo odiaba al perro porque le pertenecía a él, el pobre pichicho no tenía nada que ver, talvez se lo regale a alguien luego.
Aproveché mi tiempo escondiéndome entre la ventana y el dosel de la cama. Esa cama ruidosa, ni siquiera tenía la dignidad de comprar una mejor. Total, no había una mujer que le durase más de una semana. Yo fui la única.
La luz se apagó de nuevo, y las maderas de la matrimonial chirriaron de nuevo, en dos segundos más va a estar durmiendo como una morsa.
Uno, dos... ronquido.
¡Un ronquido mas y te juro que te mato!
Agarré la almohada de al lado y presioné su cabeza con ella sin suavidad. Intentaba gritar y patalear como un nene.
Éxtasis. El cuchillo se hundía en su pijama horrible como una aguja en un globo y la sangre brotaba más y más, era como una bebida con mucho alcohol, me hervía la garganta, pero no de sed, sentía ganas de nadar en su sangre, de beberla... Los truenos sonaban como la mejor música entre sus gritos, alaridos ya moribundos, sus manos se aferraban a lo que podían, a mí, yo debía tener sus uñas marcadas y todos se iban a dar cuenta de que era yo.
Voy a ir presa. No me importa.
El éxtasis llegó a su punto máximo, cuando su pulso frenó el ritmo, sus manos y piernas dejaron de luchar, un relámpago iluminó el cielo nocturno y el trueno más veloz y fuerte quebró el aire dejándome sin aliento.
No, no fue un trueno.
La sangre volvía a brotar, y no era la de él. Brotaba de mi pecho aunque yo no sentía dolor, me ahogué en la felicidad trunca de la venganza, y vi como más héroes falsos entraban por la ventana, llevándose un triunfo que no les pertenecía, aún empuñando sus armas.
El disparo aún resonaba en mi cabeza. No había respirado desde entonces, y me encontraba en el suelo, junto a la cama. Ya nada me importaba, excepto que enterraran mi cadáver lejos del de él.
Podían llevarse mi vida, (no la necesitaba más, ya tenía mi victoria) pero no se iban a llevar mi triunfo, la felicidad de hacer justicia.
Y mi historia se silenció en un último suspiro.
Are you aware of what you make me feel, baby?
Right now I feel invisible to you, like I'm not real
Didn't you feel me lock my arms around you?
Why'd you turn away?
Here's what I have to say
I was left to cry there, waiting outside there
Burning with a lost stare
That's when I decided.
Why should I care?
'Cuz you weren't there when I was scared
I was so alone
You, you need to listen
I'm starting to trip, I'm losing my grip
And I'm in this thing alone.
BY: JULIETAREGINA* Allrightsreserved.
MUSIC BY: AVRIL LAVIGNE*
1 comentario:
Estas loca julieta! deja lo que estas fumando! te amo amigaaaaaaaaaaa, y si, aunque es bastante coherente por lo menos todo el principio, muy bueno,
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