This is the dawning of the rest of our lives

lunes, 15 de febrero de 2010

Amor y gloria.

Ya no se trata de cambiar, ya no se trata de entender. Ya no se trata de lo que opinen los demás, a esta altura me importa muy poco, sinceramente. Antes la cosa era que tenía que cambiar la forma de pensar, que cambiara la forma de ver... Ya está. Ya cambió mi forma de ver todo, ya tengo la confianza, me siento capaz aunque gente que esté muy por arriba de mí diga que me falta, ahora soy yo la que no entiende porque le hacen caso a todos ellos.
Ahora se trata de lo que conseguí con todo esto. ¿No era sos lo que tenés, tenés lo que sos? Bueno, entonces no soy ni tengo nada. Casi nada. Exteriorizar, cambiar, entender, confiar en mí, blablabla. Sólo eran tareas para mantenerme ocupada. Ya está, ya lo hice. Pero las cosas no cambian. Me sigo preguntando si acaso estoy predestinada al fracaso, si es así: que no importa lo que haga, nunca voy a conseguir nada?
Todo el maldito juego de la inseguridad y todo lo demás se terminó. Dame una varita y te hago magia. Te puedo asegurar que te vas a sorprender, pero no...
Todo esto es como si tuviera los ingredientes pero no la receta. Quiero hacer algo de mi vida, pero no sé, no sé cómo, ni cuándo, dónde, no sé.
Pedí mucha ayuda, a todo y a mucha gente. Hice sacrificios, hice rituales, creí en cada rito de la espiritualidad habido y por haber. Confié, desconfié.
Sola no lo puedo hacer, pero aún teniendo ayuda, no encuentro soluciones. Los días pasan, el tiempo pasa. Un día estoy feliz, confiada y al día siguiente me bajonee sin razón alguna. Los días felices son en los que pienso lo que puede llegar a ser, y los días malos, son cuando me doy cuenta de lo que tengo. No puedo vivir más pensando en el mañana, necesito hoy. No puedo vivir en el mañana si el momento nunca llega. Nunca llega. Todo lo que tengo son castillos en el aire. Hoy por hoy, ahora mismo no soy nada.
No estoy triste ni mal ahora, sólamente harta de esperar.
¿Qué importa como me sienta? Bien, mal, segura, insegura... son sólo estados de ánimo. Nunca cambia nada. Puedo sentirme bien, pero nunca voy a estar bien si no tengo eso que tanto me hace falta.
¿Y quién puede negarme que todos, absolutamente todo ser humano -y más un ser humano que sufrió mucho- necesita amor y un poco de gloria?

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